DECONSTRUCCIONES, EXPOSICIÓN DE PEDRO PEÑA GIL

03 Abr 2012 1 Comment »

Pedro Peña Gil se complace en invitarles a la inauguración de su próxima exposición individual DECONSTRUCCIONES, que tendrá lugar el viernes 13 de Abril de 2012 a las 20:30 en las salas del Palacio de Montcada, en San José de Calasanz 12, Fraga, Huesca.

El Alcalde de la ciudad de Fraga, don Santiago Escándil da la bienvenida a Pedro Peña Gil al Palacio Montcada en Fraga, dentro de la programación del mes de Abril durante el que se celebra la fiesta del día de la Faldeta (23 de abril), declarada de interés cultural.

El Palacio Montcada, actualmente y desde hace más de 20 años es biblioteca municipal y museo, sus espléndidas salas de exposiciones, que ocupan la planta noble del edificio, han acogido numerosas exposiciones de arte contemporáneo. Originalmente fue un palacio árabe que se convirtió en residencia de los Montcada, señores de la ciudad de Fraga, que más tarde pasó a llamarse Palacio del Gobernador y tener funciones de palacio real. Felipe IV se alojó aquí durante su estancia y además también ha sido Ayuntamiento y cárcel.

Santiago Escándil define la exposición de Pedro Peña como “…Obras que reflejan muy bien el lento, reflexivo, incluso tortuoso proceso de trabajo de Pedro Peña, para él, el artista no crea de la nada, descubre, desvela formas que nunca son definitivas y que a su vez nacen de la transformación de otras formas geometrías, cargadas de energía con un poder de expansión infinito y donde el color es también forma y vibración de la energía.»

Divina Sabaté comisaria de la exposición describe: “…que su obra no se trata de una simple y armónica ordenación de planos, y colores sino de algo así como una fórmula algebraica cuya incógnita no puede resolverse fácilmente.”

Antonio Labella opina que: “…La interesante muestra que ofrece Pedro Peña Gil es el resultado del deseo de compartir una reflexión personal sobre aquel limbo que existe entre la idea y la plasmación de la obra, pero, en mi opinión, el hecho de mostrarlo desde un esquema que deja en manos del espectador la tarea final de construir partiendo de la lectura de estos nuevos planos, deja abierta la puerta a un concepto sumamente interesante que termina por atraparnos en esta construcción colectiva, y es sobre el recorrido vital de una obra artística ¿hay un principio y un final en su construcción?.

Una respuesta a “DECONSTRUCCIONES, EXPOSICIÓN DE PEDRO PEÑA GIL”

  1. Deconstrucciones.

    La colección Deconstrucciones, de Pedro Peña Gil, se presenta como el resultado de un ejercicio de reflexión sobre las diferentes direcciones que pueden tomar las técnicas que ayudan a materializar la ideas en el ámbito de la Arquitectura. Técnicas que parecen estar destinadas exclusivamente a crear un mensaje codificado relacionado con la construcción del sistema de protección/aislamiento, técnicas por las cuales el hombre pretende establecerse en un mundo protegido, aún sabiendo que este estado se mantiene en un plano mental y, aquella protección nunca será definitiva.

    La arquitectura compone sujeta a unas normas y se desarrolla en una dirección, se ven en el recorrido dos puntos perfectamente definidos como Idea en potencia o salida, e Idea en acto o meta. La parte que transcurre entre ellos es donde pretende Pedro que flote la obra. Herramientas que una vez usadas nunca podrán levantar muros, sino más bien lo contrario.

    Se ha querido componer con las partituras de la arquitectura, para descomponer la funcionalidad mental de unas construcciones que tienen como fin, aliviar. Para conseguir convertir este sistema técnico en un lenguaje plástico, ha frecuentado un estudio de arquitectura y se ha familiarizado con sus signos. Los ha hecho suyos y ha creado nuevos planos, nuevas referencias que levantan arquitecturas abstractas que no pretenden aliviar acotando el espacio o reduciendo la visión, son planos especulativos de arquitecturas mentales que invitan a expandirse en ellos, invitan a salir.

    La colección consta de varios “experimentos” terminados en múltiples soportes y diferentes formatos, pero trabajados con el concepto común de flotar en el territorio de meditaciones hacia una arquitectura imposible o, mejor dicho, hacia las anti-construcciones.

    Se presentan obras como Argenta o Black lines, donde las finas líneas que ordenadamente crecen de las manos del arquitecto, se han trasladado a enormes lienzos y allí se han compuesto en su lado más salvaje, composiciones que parecen haber sido agitadas por una vibración que ha hecho temblar cualquier concepto de solidez, haciéndose así penetrables.

    Es destacable el hecho de que estas líneas son dibujadas con barras de óleo sobre un soporte tradicional como es el lienzo y, que posteriormente se ha cristalizado el resultado mediante unas lacas, por lo que se le confiere la dureza y el brillo de un sugerente mármol.

    Con este efecto marmóreo se crea un espacio donde la construcción y el material se establecen en un plano, creándose así un interesante juego histórico que nos recuerda la platónica concepción de Miguel Ángel de “sacar esa materia oprimida de dentro de la materia inerte”, un juego que nace al combinarse la tradicional concepción de una idea que permanece latente dentro del material a la espera ser sacada a golpe de cincel.

    Con este concepto de penetrar la idea en el transparente material se da la única posibilidad de ser extraída de manera visual, así el material y la propia construcción comparten un único plano del cual no pueden ser separados.

    En este ámbito se incorporan obras como Black Chaos, que si bien sigue la misma temática, ahora se ha incorporado el color, y se ha situado justo detrás de las composiciones lineales, acentuando la porosidad de estos esquemas que permiten ver en un hipotético horizonte, armonías de color.

    Con estas incorporaciones cromáticas se puede establecer una distinción entre los primeros trabajos que el autor realizó dentro de este marco conceptual de las deconstrucciones, que nacían en limpios blancos y negros y como progresivamente el color/calor va ir invadiendo el espacio.

    Se anuncia así cómo el autor se va apropiando de un lenguaje técnico para hacerlo completamente suyo, liberándolo incluso de las reglas iniciales. Se llega por este camino al cenit de su técnica, tal y como podemos ver en sus obras Turquoise Landscape, donde dentro de los esquemas ya comentados se ha experimentado con el sugerente turquesa.

    Como un paso más en este experimento, se ha trabajado/transformado el módulo de plano más característico en las construcciones contemporáneas, los cubos que comprimen aquellos espacios residuales que llamamos viviendas.

    En obras como Argenta Square, Black Square o The city, aquellos meticulosos cubos que acotarían las reducidas y herméticas habitaciones, ahora retozan abrazados en una orgía anárquica que invita a descubrir lo que hay más allá de aquella pared. Obras realizadas en los solemnes blanco y negro, pero que se salpican con pequeñas explosiones de color en los puntos donde la armonía musical con el que se mueven es más intensa. Aquí volveremos a encontrarnos con grandes formatos de óleos endurecidos en aquel sueño marmóreo.

    Otra reflexión es la serie Silver Tape, aquí destaca la deformación de tiras metálicas. Ellas que deberían especular sobre las estructuras internas de un edificio, son ahora modeladas para buscar su lado poético; se retuercen y juegan entre ellas, toda la experiencia viene a sugerir una presión más o menos arbitraria que es ejercida hacia un elemento cuya naturaleza debería estar en ser familia de paralelas y perpendiculares. Son presionadas para ser liberadas, libertad que nace como respuesta a la fuerza recibida, y con el forcejeo en su nuevo florecer se crean formas que evocan un infinito.

    Algo que nos puede recordar los juegos de aquellas escaleras en las cárceles que Piranesi nos fijó en el imaginario colectivo, como caminos o lugares no dispuestos en un recorrido lineal, sino que son más bien meditaciones en circulo sobre la idea de poder habitar el espacio que se sugiere en ese mundo bidimensional.

    En este caso, la técnica que ha escogido el autor ha sido la fotografía, puesto que en ella se le permite capturar el punto exacto donde, una vez se ha dejado de ejercer aquella presión, el metal empieza a deshacerse de la tensión y se auto-construye. Seguiremos siendo, como espectadores, creadores de construcciones mentales no funcionales.

    En este camino de experimentación, Pedro también ha sido seducido por las más avanzadas técnicas de impresión piezo-eléctrica, puesto que con su ayuda ha podido plasmar unos esquemas de fusión entre fotografía y pintura directamente en materiales como el metal.

    En esta línea se crea la serie Undevelopment, que son lugares donde las palabras usadas en los proyectos para puntualizar, ahora pululan en un anti-esquema que sólo quiere sugerir una experiencia estética. Ha tratado de armonizar los conceptos formativos de los proyectos con las fotografías de espacios reales, para que por un lado se desequilibre la concepción visual de orden que pudiese darse al observar únicamente la propia fotografía, mientras que por otro se traslada el concepto fotográfico de representación objetiva al plano que flota en el mundo de la Idea, los edificios se transforman en elementos compositivos en esta partitura.

    La interesante muestra que ofrece Pedro Peña Gil es el resultado del deseo de compartir una reflexión personal sobre aquel limbo que existe entre la idea y la plasmación de la obra, pero, en mi opinión, el hecho de mostrarlo desde un esquema que deja en manos del espectador la tarea final de construir partiendo de la lectura de estos nuevos planos, deja abierta la puerta a un concepto sumamente interesante que termina por atraparnos en esta construcción colectiva, y es sobre el recorrido vital de una obra artística ¿hay un principio y un final en su construcción?

    Antonio Labella Martínez

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